Son las doce y le sugiero un vaivén.
De caderas. De mis caderas.
Y un tango,
para que lo bailen mis manos en su pecho.
Que se quite el reloj.
Que me conozca a contraluz.
Le sugiero un trago servido en mi ombligo.
Un viaje de mi boca por su cuello.
Mis besos. Mis labios.
Y un sustantivo: deseo.
Y un verbo: desear.
A esta hora le sugiero una batalla,
entre sus fetiches y mis ganas.
Que nos volvamos descarados.
Que olvidemos las ficciones.
Un paseo por el largo de mis piernas.
Un paseo por el largo de su espalda.
Y que violemos las reglas que nos separan.
Y los pretextos y las precauciones.
Para que usted se pierda en mí,
sin brújula y sin mapa.
- Estás sugerencias serían mejores, tendrían más ritmo,
si se las dijera al oído, en un susurro y con un beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario